La familia, cuando dijimos que nos íbamos: “¿A otro continente sólo para correr una carrera?”
Pues sí, y qué acierto!! Uno ya no sabe si viaja para correr, o corre para viajar. El destino, Marrakech (www.marathon-marrakech.com) Ya estaba en mente hace tiempo, pero la posibilidad de unirlo a una carrerita era un caramelo muy tentador. Así que allá nos fuimos, uniéndonos a un grupo de SPORTRAVEL, con una gente fantástica.
La llegada a la ciudad imperial, espectacular: sol, buen tiempo, calorcito, y la impresionante estampa del Atlas nevado a tiro de piedra.
Sin perder tiempo, comer en el hotel, y a patear. Marrakech, mezcla tradición y modernidad (que topicazo, por Dios!), y ya de primeras nos vamos a la Plaza de Djamaa el Fna, donde se concentra la esencia del mundo arabe en unos pocos metros cuadrados: vendedores, cuentacuentos, charlatanes, encantadores de serpientes…. todo se vende, y por todo se paga. Eso sí, regateando. Y qué decir del zoco. Es difícil contarlo, hay que vivirlo.
El viernes y el sábado, de visita. Contra todo lo que se suele decir antes de las carreras, nos pegamos una buena paliza de andar. Reponemos fuerzas con cuscús y unos pasteles con mucho glúcido… no necesitaremos geles ni chorradas de esas.
Y llega el domingo. Lo primero que se ve de lejos es el hinchable de los patrocinadores. Si aquí es una botella gigante de cocacola, allí qué va a ser? Una tetera!! Aunque luego en los avituallamientos el té brilló por su ausencia… fueron un pelín escasos.
Eso sí, el ambiente, inmejorable. Muchísimos extranjeros, principalmente franceses, para un total de casi tres mil “finishers” entre la Maratón y la Media. El día sale ideal para correr, fresquito, y nublado… lo malo es que los que corrieron por encima de las cuatro horas al final se mojaron.
El recorrido, alrededor de la ciudad, entre olivos, por los jardines de la Menara (aquí se echó en falta una teórica sobre el riego de los olivos, que las salidas de los domingos nos tienen muy mal acostumbrados a lo de “culturizarse” en ruta), y luego por el exterior de la muralla. Es llano como una sartén y no se hace nada pesado…. aunque los que hicieron la Maratón entera dicen que luego sí hay algún trozo aburrido, porque aunque se atraviesa un palmeral con sus camellos y todo, para rematar te guardan una recta de 10 km poco antes de la meta. Y la animación no falta, incluso entre los mismos corredores. Se ve de todo, palestinos reivindicativos, corredores debutantes con sandalias de río o con botas de fútbol ¡de tacos!, corredores solidarios (para los que seáis muy envidiosos, mirad el reto que se han propuesto en http://www.corredoresconcausa.es). El recorrido por la ciudad también te regala la posibilidad de sortear peatones, motos, bicis, burros, … En fin, de lo más entretenido.
¿Las marcas?¿el resultado?… bueno, pues son lo de menos (aunque alguno estuvo que se salió, véase http://www.racetimer.eu, con video y todo) pero lo importante, nos lo llevamos en la retina y en el corazón. Lo hemos pasado genial Y en qué otra carrera se puede uno ir al hammam y darse un buen masajito con aceite de argán para relajar??!!
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