Este año, por “dedocracia” me han encargado que haga la crónica de la
Belsué-Nocito. La hemos corrido unos pocos menos que otros años, 23 en
total, tal vez debido a la malas previsiones meteorológicas y a lo gris y
frio que se presentaba la mañana. Comenzamos a correr, y en los primeros
kilómetros ya se van haciendo los naturales grupos según ritmos marcados por
la fortaleza física de cada grupo.
Aproximadamente en el kilometro 6 tenemos el primer avituallamiento que nos
sirve para reagruparnos, comer unas naranjas que la organización ha
preparado y empezar a superar las primeras rampas del puerto hacia la
pardina Orlato. Cogemos el trozo de senda, donde en un gran parte es muy
difícil correr y creo que todos andamos, rápido, pero andamos. Una vez que
salimos de la senda ya comenzamos a correr, y cada grupo, como puede, y a su
ritmo vamos superando la fuertes rampas hasta llegar a la pardina Orlato,
donde tenemos otro avituallamiento.
Y allí surge la primera sorpresa, de los 23 que estábamos corriendo, un
grupo de 6 corredores que tenemos que hacer un “paquete” de kilómetros
para preparar una maratón, Carlos, Alfredo, Carmen, Chema, Sueli, y
Fernando Laviña, de pronto deciden (todos menos yo) que vamos a bajar hasta
Nocito y volver hacia Belsué corriendo, hasta donde lleguemos. He de decir
que yo me oponía rotundamente, me parecía una locura bajar a Nocito y volver
a subir por unas rampas tan empinadas y propongo hacer lo que yo tenía en la
cabeza, desde la pardina Orlato volver a Belsue, unos 24 Kilómetros con
mucha bajada y poca subida, pero me quedo literalmente solo, nadie me quiere
acompañar. Una sola personas que lo hubiera hecho, y yo me habría apuntando
a este plan. Como me quedo solo, me uno al grupo de los insensatos y vamos
todos hacia Nocito.
De las tres veces que he hecho este recorrido en nuestro grupo es la vez que
más lento he bajado, tal vez porque todos pensábamos el “sobo” que nos
quedaba. El paisaje si hasta aquí había sido bonito, a partir de aquí es
espectacular. Lo quejigos, los chopos, y abedules con sus colores, rojos,
marrones y amarillos, mezclado con el verde de los prados y de los pinos, y
de fondo el pintoresco pueblo de Nocito y la punta de Guara cubierta por
nubes nos hacen deleitarnos con el paisaje.
Llegamos a Nocito . Allí los “sensatos” se cambian, se duchan y han
terminado con 16 Kilómetros de su carrera. También llega algún insensato que
como el día de antes se había hecho 21 kilómetros, hoy solo quería llegar
hasta la chopera, pero por un poco más ha llegado a Nocito. ¿Verdad
Ricardo?. Algún otro como Martin, han hecho el recorrido todo por senda.
Los 6 magníficos insensatos, tras una breve y necesaria parada
escatológica, comenzamos a subir de nuevo a la pardina Orlato.
Sorprendentemente para todos, cada uno pone su ritmo y sin demasiados
problemas alcanzamos la pardina Orlato, ya llevamos 21 Kilómetros, allí
volvemos a tener agua. A partir de aquí empezamos el descenso y cuando
llegamos a la chopera de Belsué, Juáncho, Sueli, Carmen y Fernanlo Laviña
con 28 Kilómetros en las piernas y más para evitar no quemarse y lesionarse
deciden que es más que suficiente y se suben a un coche y terminan su
carrera. En mi caso tanto kilometro hace que a uno no le llegue muy bien el
oxigeno a la cabeza y decidido que como en los planes de entrenamiento las
tiradas largas son de 30 a 32 Kilómetros voy a seguir hasta cumplir los 30
Kilómetros, evitando llegar corriendo al pueblo, no sé todavía muy bien
porque. Chema y Carlos sin embargo, continúan hasta Belsue y se hacen 33
Kilómetros. Como diría Ricardo “olé sus huevos”.
Estamos más que satisfechos, y a partir de aquí comienza el festín. Están
los críos, los acompañantes, las familias, y nuestros anfitriones, los
literalmente 4 vecinos del pueblo y allegados y muy especialmente la familia
de Tino Berenguer, Tino, Jesús, Pedro, Isabel y Mari.
Nos sirven unas judías secas, con chorizo, oreja de cerdo, morcilla y
chorizo. Yo no puedo confesar los platos de judías que me comí, sin
exponerme a sonrojarme cada vez que me lo recordéis. Luego unos filetes de
lomo con setas, para chuparse los dedos. Todo ello regado con vino artesanal
de Sietamo elaborado por Tino. Y de postre unos impresionantes empanadicos
de calabaza y membrillos artesanos realizados por la familia Berenguer. Si
yo me tengo que sonrojar con las judías, más de uno se tendrá que sonrojar
de la cantidad de empanadico que se han comido ¿Verdad?. Y para terminar
café, pacharán casero y un orujo a las finas hierbas gallego, en concreto
“El afilador”, que ha hecho furor entre los bebedores de licores.
Los críos jugando al ajedrez, futbolín paseando perros, viendo ovejas,
gallinas, etc..
No puedo olvidarme de otro insensato, Ramon, que por segunda vez ha hecho
andando en solitario la Huesca-Belsue. Creo si no me equivoco en algo más de
7 horas, saliendo a las 6:00 de la mañana de Huesca.
Como siempre le tenemos que agradecer a los vecinos de Belsué y muy
especialmente a la familia Berenguer, el que nos acojan en sus casas y nos
proporciona un día tan agradable haciendo lo que más nos gusta, correr en la
naturaleza y estar entre amigos.
Yo ya os adelanto que yo el año que viene, si no surge ningún inconveniente
y abusando de la amabilidad y confianza de la familia Berenguer, me vuelvo
a apuntar.
Alfredo Serreta
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